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2022-08-26 08:50:51 By : Ms. vivian Lu

La presencia del plástico en el desarrollo industrial de las naciones y en la vida como es conocida hoy día, resulta imprescindible. Sin embargo, el impacto ambiental que se desprende de su uso cuestiona la sostenibilidad del modelo productivo y obliga a la búsqueda de alternativas más amigables con el medio ambiente, pero sostenibles económica y socialmente.

La AIRD, en el marco del Proyecto de Economía Circular que forma parte de un convenio firmado con el BID-LAB para implementar el “Programa de Innovación y Remanufactura en los Sectores Plásticos y Construcción”, presentó la investigación titulada “Análisis para determinar el potencial para producir plásticos biodegradables en República Dominicana”, la cual fue realizada por la firma consultora Despradel y Asociados (DASA).

Una conclusión general de esta investigación es que República Dominicana tiene un futuro promisorio en la producción de plásticos biodegradables, incrementando así la competitividad de la industria nacional, la sostenibilidad social y ambiental y el proceso de industrialización del país. Sin embargo, los retos son muchos.

Los especialistas establecieron el potencial de producción de bioplásticos a partir de residuos agroindustriales, municipales e industriales y modelos de cadenas de suministros de biomasas para la producción de plásticos biodegradables, contribuyendo a determinar el potencial de sustitución de los plásticos en base a materia prima fósil por plásticos biodegradables.

En el país, el sector plástico genera cerca de 20,000 empleos. Representa el cuarto renglón de importancia y el primero si se obvian los bienes agrícolas y mineros. Además, República Dominicana cuenta con una Ley General de Gestión Integral y Coprocesamiento de Residuos Sólidos (225-20), la cual transfiere al productor una responsabilidad sobre la recolección de los productos.

Los bioplásticos de origen biológico o plásticos biodegradables son químicamente iguales a los polímeros de uso común y con las mismas características técnicas que los fósiles. Pueden ser elaborados a partir de una diversidad de recursos naturales, sean materias primas primarias o secundarias.

La investigación se centró en los derivados de almidón, que se sustentan en la fermentación y recursos naturales, 100% degradables, compostables, de origen biológico, y que pueden servir de materia prima para producir bolsas, bandejas, envases, cosméticos, piezas inyectadas. A nivel mundial apenas representan menos de 1.7% del mercado de polímeros. La capacidad de producción es muy baja en relación a la producción del resto de tipo de plásticos. El 47% por ciento se utiliza para empaques.

Aunque los detractores afirman que son una amenaza para la seguridad agroalimentarias y para la producción de plásticos tradicionales, la realidad es que solo el 0.015% de la tierra cultivable se utiliza con este propósito. La capacidad de transformación de estos productos es igual al proceso de plásticos convencionales, con ligeros ajustes en humedad y temperatura.

El crecimiento de producción de bioplástico, no será significativa en los próximos cinco años, ni la tierra dedicada será una real amenaza a la seguridad alimentaria.

Los seis productos de origen agrícola que más se destacan por su potencial en República Dominicana son plátano, guineo, yuca, coco seco, caña de azúcar, arroz. La valoración de sus residuos es bastante alta, sea como biomasa para la producción de energía o para otros productos. En el país la mayor parte de los cultivos no pasa por ningún proceso industrial y en cuanto a los residuos procedentes del uso doméstico o residencial, la dificultad es que carecen de un sistema y falta educación, por lo tanto, no servirían por ahora para la fabricación de estos bioplásticos.

En el caso de la caña de azúcar se producen unas 675,000 toneladas de bagazo. Una barrera para usar este residuo en producir bioplástico es que ya tiene otros usos importantes (furfural, alcohol, energía).

Otro producto es el arroz, que implica unos 900,000 quintales de cascarilla. Actualmente se utiliza en energía y en la industria avícola. En este caso, una barrera existente es la de los costos logísticos que implicaría su recolección (existen más de 80 factorías).

En cuanto al coco, la mayor parte es generada por pequeños productores, con cultivos envejecidos y con escaso manejo agronómico, no procesado generalmente a nivel industrial. Unas 22 empresas de zonas francas tienen plantaciones y usan el coco para unos 67 productos, pero son totalmente integradas y usan la cáscara de coco en diversos productos o procesos.

Un producto atractivo es el sargazo. En el 2019 llegaron 2.4 millones de metros cúbicos a 49 playas dominicanas. Es muy útil cuando se recoge antes de 72 horas y no llega a las costas (donde se mezcla con arena). Puede elaborarse polímero biodegradable semisintético, mezclándolo con almidón proveniente de otras fuentes y alginato de calcio.

“Las oportunidades existen. Principalmente utilizando la caña de azúcar, el coco, el arroz y el sargazo. Los tipos de productos que mayor potencial tienen serían las botellas plásticas (en las que ya existen sistemas de recolección)”, concluyen los investigadores.

Al final, las decisiones dependerán de factores como disponibilidad de recursos (capacidad de producción), rendimiento del proceso, tecnologías existentes para el procesamiento, acceso a mercado y, por supuesto, rentabilidad.

Es una puerta abierta para fortalecer la sustitución del plástico basado en materia prima fósil, darle valor a residuos y productos como el sargazo, incrementar la competitividad de la economía dominicana, a la vez que fortalecer su distinción como una economía ambientalmente sostenible, con todos los beneficios sociales y para el turismo que esto implica.

El ser humano tiene un rol protagónico en un mejor ambiente, una responsabilidad ineludible y por eso desde la AIRD se impulsa la cultura de que cada dominicano disponga adecuadamente de los residuos que se generan a su alrededor, tanto personas como instituciones y empresas, pero también que desde las empresas se impulse la innovación.

Periodismo económico y financiero responsable

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